Las alcachofas son una de esas verduras que marcan la temporada. Llegan con el frío, con esa textura carnosa y un sabor entre amargo y delicado que conquista a quienes saben descubrirlo. En la cocina mediterránea se convierten en un auténtico tesoro: se pueden saltear, guisar, rellenar, e incluso freír para lograr un contraste crujiente irresistible.
Hoy te propongo una receta clásica, fácil de preparar en casa y perfecta para compartir: alcachofas salteadas con jamón ibérico y un toque de vino blanco. Es uno de esos platos que no necesitan complicación para brillar y que, además, nos invita a hablar en la mesa sobre la importancia de la cocina sencilla, la de temporada y la que une generaciones.
Receta: Alcachofas con Jamón Ibérico
Ingredientes (para 4 personas):
8 alcachofas frescas
100 g de jamón ibérico en taquitos
2 dientes de ajo
1 vaso de vino blanco seco
Aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta al gusto
Unas hojas de perejil fresco picado
Preparación:
Limpia las alcachofas retirando las hojas exteriores más duras hasta llegar al corazón tierno. Corta las puntas y pela el tallo. Parte cada una en cuartos y colócalas en un bol con agua y unas gotas de limón para que no se oxiden.
En una sartén amplia, sofríe los ajos laminados con un buen chorro de aceite de oliva.
Añade las alcachofas bien escurridas y saltéalas a fuego medio-alto unos 5 minutos, hasta que empiecen a dorarse.
Incorpora el jamón en taquitos y remueve para que suelte su sabor.
Vierte el vaso de vino blanco y deja cocinar a fuego suave hasta que las alcachofas estén tiernas y el líquido se haya reducido.
Ajusta de sal y pimienta, teniendo en cuenta la potencia del jamón.
Espolvorea con perejil fresco y sirve caliente.
Una pizca más
Este plato es un ejemplo de cómo la cocina no siempre necesita artificios. Con pocos ingredientes se obtiene un sabor que nos conecta con la tierra, con el producto de temporada y con la tradición. Las alcachofas, además de deliciosas, son ricas en fibra, antioxidantes y tienen propiedades depurativas que el cuerpo agradece en esta época del año.
Y, como en toda buena receta, lo importante no solo es cocinarla, sino compartirla. Sentarse a la mesa con familia o amigos, dejar que el vino acompañe la charla y que el tiempo se detenga un rato entre risas y confidencias. Porque la gastronomía no es solo comer: es crear recuerdos.
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