farinata italiana




Se dice que la farinata genovesa influyó en la creación de la tortilla de camarones. En Marruecos y en Gibraltar, tienen un plato similar al que le llaman la calentita y en Francia se le conoce como socca. La fainá llegó hasta Buenos Aires donde se suele acompañar de un trozo de pizza (pizza a caballo). Vamos, que este plato genovés es tan viajero como sus creadores.

Ingredientes
120 g. de harina de garbanzos
360 ml. de agua
50 ml. de aceite de oliven virgen extra
5 g. de sal fina (o al gusto de cada casa)

Preparación de la masa de la fainá o farinata italiana
Colocamos la harina de garbanzos en un bol grande de cristal y vamos añadiendo el agua poco a poco y al final la sal. Vamos mezclando. Podemos hacerlo con una batidora de mano o con varillas manuales. Lo más importante es que no nos queden grumos, debe quedar un líquido fluido.
Ahora toca dejar reposar la masa mínimo 5 horas. Nuestra recomendación es que hagas la mezcla el día anterior, tapes el bol con un film transparente y lo guardes en la nevera. Haciéndolo así, la harina se hidratará mejor, absorberá el agua y quedará una buena masa.

Una vez que ha reposado, sácala del frigorífico y quítale, si se han creado, las burbujas de la superficie con una cuchara.

Horneado de la fainá o farinata italiana
Precalentamos el horno a 220º C por arriba y abajo y mete dentro el recipiente que vamos a usar. Como ya hemos dicho el recipiente va a ser clave en la elaboración de este plato. Los italianos usan un recipiente especial para la ocasión: el testo, que es muy parecido a una paella. Está fabricado de cobre por fuera y estaño por dentro. Lo habitual es que el recipiente tenga un diámetro de 25-30 cm y poca profundidad.
Pero en nuestra casa, aunque tenemos una paella hemos empleado el típico molde plano redondo de 30 centímetros. La clave de esta receta, para que salga bien es que el recipiente aguante bien las altas temperaturas.
Cuando tengas tu recipiente de horno caliente, lo sacas y le agregas el aceite de oliva virgen extra, una buena cantidad de aceite. Y acto seguido, sirves la masa dejando una fina capa. En este punto es cuando te das cuenta que estás haciendo una especie de crepe gordito, pero en el horno y con mucho aceite. También verás que no va a quedarte una mezcla homogénea, que la masa no se mezcla con el aceite.
Con una espátula de madera puedes mezclar un poco para que quede algo más homogénea, sobre todo para que la masa se extienda bien por todo el recipiente, llegando a los bordes.
Ahora, subes la temperatura del horno al máximo que tenga tu horno. Lo ideal serían 20 minutos a tope de temperatura de tu horno, en el mío, unos 270º C, pero algunos llegan a los 300º C. Como lo normal es que la mayoría de hornos no pasen de 230º C, te vamos a decir la manera de cocinar la fainá con un horno convencional.
Empieza metiendo el recipiente en el horno en la parte baja, con calor por arriba y abajo sin ventilador durante 10 minutos. Después sube la bandeja a la parte alta y déjala 10-15 minutos más, o hasta que se dore la superficie, creando la costra dorada característica de esta receta.
Sácala del horno y córtala en rodajas como si se tratase de una pizza. Ya está lista para comer. Se toma caliente.

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