Hemos asistido al lanzamiento, después
de 40 años sin un producto novedoso, del nuevo champagne de la
prestigiosa marca Louis Roederer: Vintage Brut Nature 2006 by
Philippe Starck. El evento ha tenido lugar frente a la castiza Puerta
de Alcalá, en el restaurante Ramsés, cuya primera planta también
está decorada por el mismo Philippe Starck (no os lo podéis
perder).
La Maison de Champagne Louis Roederer
fundada en 1776, es una de las últimas empresas familiares que
conservan la tradición y se dedican a la producción de vinos de
champagne de excepcional calidad, con sede en Reims. Ya son siete las
generaciones de la familia que se han encargado de dirigirla. Su
responsable actual, Fréderic Rouzaud, ha querido lanzar este nuevo
champagne como sello de distición de la actual generación.
Fue en 1830 cuando el mismo LouisRoederer comenzó con la compra directa de viñedo en la zona, a
diferencia de las otras marcas que compraban las uvas. Por tanto, la
empresa controla la calidad de la uva desde su mismo nacimiento, y
puede realizar las selecciones y pruebas que considere para obtener
la mayor calidad de los caldos. Actualmente poseen 240 hectáreas de
viñedo propio, lo que cubre el 70% de sus necesidades.
ARTESANOS DEL VINO: VINTAGE BRUT NATURE
2006
Para el Vintage Brut Nature 2006 se ha
utilizado las variedades pinot noir y chardonnay, de la mejor finca
en Cumières. Sólo 10 hectáreas cultivadas de forma biodinámica,
con caballos, para obtener un mosto de la mayor madurez pero de una
increíble frescura resultado de la prensa conjunta sin ningún tipo
de coupage, sin fermentación maloláctica y sin añadir licor de
expedición. En nariz se aprecian notas de frutos secos y una gran
intensidad. Con burbuja muy fina y elegante, en boca resulta cremoso,
untuoso, aterciopelado, destacando la fruta madura y con una acidez
ligera típica del terreno arcillo-calcáreo.
La unión de la escucha de la
naturaleza con la libertad hacen pensar en Philippe Starck como la
persona ideal para el diseño del nuevo champagne, aunque Starck pone
una condición: quiere participar también en el proceso de
elaboración, no sólo en el packaging. Se busca la autenticidad, que
el vino hable por sí mismo, sin artificios. Por eso el packaging
también es una especie de anotación en papel, lo más natural
posible. Después de varias pruebas junto con el enólogo Jean
Baptista Lécaillon se alcanza el resultado deseado, que auna
suavidad y madurez con la elegancia de los champagnes de esta marca.
Todo un privilegio para el paladar.
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